LA LUZ
La iluminación, es en sí misma, diseño, arquitectura, color y forma.
El nivel de iluminación es decisivo a la hora de armonizar un ambiente. Para eso se imponen luces claras y brillantes, similares a la luz solar, en los sitios como la cocina o donde quiera que trabajemos y leamos. Luces más suaves y discretas en los sitios donde se desarrolla la vida social y luces más intimas en la recamara. Estos serían, a grandes trazos. Los preceptos de una correcta iluminación.
Para el Feng shui, el concepto de iluminación incluye, desde la luz eléctrica hasta las lámparas de aceite, las velas y, por supuesto, la luz del sol.
La luz es un medio rápido y eficiente para atraer o equilibrar el chi de un lugar, y le aporta claridad y calor.
Muchas veces, incluso, es posible agrandar o modificar un espacio a partir de su iluminación. Un techo demasiado bajo, por ejemplo, se puede “subir” con solo enfocarle algunas luces directas y potentes.
Pero también en este punto ha de primar el gusto y las sensaciones personales. Para eso nada mejor que sintonizar la forma en que la iluminación nos afecta el ánimo, y luego, a partir de lo que nuestra intuición nos indique, modificar la intensidad luminosa y hasta el color de los focos. El feng shui procede de la naturaleza, y cuando nos armonizamos con el ambiente, atentos a lo que nuestra naturaleza nos señala, es posible obtener resultados muy efectivos.
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